domingo, 20 de enero de 2013

 
Balada de otoño
 
Ancrugon – Septiembre 2011
 
 
 
Las notas del piano brotan del salpicadero y se desparraman por todo el coche llenándolo de nostalgias…
 
Llueve, …
 
Serrat conduce con su voz grave y segura hacia una realidad pretérita de pequeños momentos, de diminutas vivencias.
- ¡Oh, “Balada de otoño”!... ¿Recuerdas?...
La pregunta de Ella es retórica, no necesita respuesta…
 
detrás de los cristales, llueve y llueve …
 
El limpiaparabrisas sigue la candencia musical hilvanando las gotas de agua en regueros laterales. Es una lluvia fina, monótona, fría y como desganada.
 
sobre los chopos medio deshojados, …
 
Un paisaje gris, sin horizonte definido, se viste de árboles semidesnudos que levantan sus famélicos brazos implorando la compasión de un cielo plomizo e implacable que parece disfrutar castigándolos…
 
sobre los pardos tejados, …
 
Aquí y allá asoman casitas de campo con geranios en sus ventanas y balcones, visillos iluminados y un aire acogedor de hogar cálido y seguro.
 
sobre los campos, llueve.
 
Y brillos de agua encharcada se dispersan entre las hierbas de los huertos o sobre el asfalto de la carretera.
 
Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
 
- Andrés ha llamado, no vendrá este fin de semana… Dice que tiene mucho trabajo…
Él afirma con la cabeza.
- ¿Y María? – Pregunta.
- María tampoco, el niño tiene un poco de fiebre y con este tiempo…
- Ya…
 
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.
 
Él la mira furtivamente y cree descubrir una leve luz, como de agua, en sus ojos. A pesar de los años, a pesar de la vida, a pesar de todo, Ella se mantiene bien, fuerte, enérgica, altiva y bella… Bella, sí, tan bonita como antes, o quizá más, porque ha conseguido una belleza madura, serena, sin sobresaltos ni artificios… natural… Esas pequeñas arrugas incipientes se van cincelando con las preocupaciones, con los sacrificios, con el trabajo, y por ello no afean, sino todo lo contrario… ¿Cuánto tiempo hace que le ha dicho nada afectuoso, bonito o romántico?...
 
Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
 
Él, siempre ha sido un hombre alegre, divertido, ameno… Sí, sí… No le fue nada mal por aquellos tiempos… Je, je, je…. Sin embargo, ahora le salen de vez en cuando unas betas de mal genio, a consonancia de las canas… unos retazos de intolerancia, a la vez que alguna arruga… unos cúmulos de egoísmo, a la par que la barriga va creciendo…
 
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.
 
La mira de nuevo… Ella suspira y no aparta la mirada del ir y venir de las patillas oscilantes que barren y barren gotas incansablemente… Suspira de nuevo y baja sus ojos hacia su regazo…
- Mi hermana también ha llamado.
- ¿Qué le pasa ahora? – Pregunta Él en tono un poco irritado.
- Es mamá…, no está bien…, cada día hace más tonterías, pierde la memoria… yo que sé… Va a necesitar ayuda…
Ahora el que suspira es Él, con profundidad, con resignación.
- Pues se la daremos. – Responde.
 
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.
 
Algunos coches que se cruzan con ellos llevan encendidas las luces antiniebla… hacia allá la cosa debe estar peor… Él las enciendo también, por si acaso…
 
Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,…
 
- Deberíamos arreglar la habitación de invitados por si tenemos que cuidarla… - Dice Ella como reflexionando en voz alta. – Cuando llegan a ese punto, ya no mejoran…
 
que soy muy pobre hoy,…
 
- Habrá que pedir un crédito…- Sigue en su reflexión.
 
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,…
 
- Haremos lo que tengamos que hacer. No te preocupes. – Dice Él sin apartar la vista de la carretera.
 
porque estoy solo
y tengo miedo….
 
Ella le posa una mano con suavidad sobre la pierna y una cálida sensación de agradecimiento le recorre todo el cuerpo.
 
Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer…
 
Toda una vida juntos, trabajando juntos, sacrificándose juntos, preocupándose juntos… Pero también han existido esos momentos sublimes a los que se les suele llamar felicidad… y todo une, todo une… Y sobre todo la costumbre, el estar tanto tiempo juntos… el conocerse…
 
Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado…
 
Aprovechando una larga recta, Él deja una mano del volante y aprieta entre la suya la suave y cálida mano de su mujer y le sonríe…
 
Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño…
 
Ella mira hacia la ventanilla y vuelve a suspirar, pero esta vez de forma entrecortada, como si le faltase el aire…
 
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados...
 
La niebla llega y no se ve más allá de dos metros. Él baja la velocidad y pone toda la atención en el camino. Sólo Serrat mantiene alejado el silencio…
 
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.
 
Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño…
 
- Deberíamos parar… - Dice Él un poco preocupado. – A ver si hay por aquí algún bar de carretera y aprovechamos… Esto se está poniendo feo…
 
Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento….
 
Ella sigue callada, recogida sobre sí misma, como si no quisiera molestar.
 
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.
 
Ahora el chaparrón es más fuerte, el cielo parece enfadado y lanza improperios sobre la creación. Un viento molesto y frío que azota todo lo que se le resiste arrancando los últimos ajados ropajes de las ramas.
 
Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo…
 
Entonces un llanto callado brota del pecho de Ella.
- ¿Por qué lloras? – Pregunta Él sorprendido.
- ¡Estoy tan cansada!... Ya no vemos casi nunca a los hijos… Nuestro nieto crece y nos lo estamos perdiendo… Y ahora mi madre, mi pobre madre… se está volviendo un vegetal… ¡Me siento tan sola y cansada!...
 
Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer…
 
- Tú no estás sola, cariño.- Dice Él y se sorprende al comprobar lo fácil que ha sido decir algo tierno y sentirlo de verdad. – Yo estoy aquí, a tu lado… siempre estaré a tu lado, gruñón, calvo y gordito… pero siempre a tu lado.
 
Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado…
 
Se miran y Ella le regala una sonrisa triste, melancólica y Él ve el miedo en su mirada, el miedo al futuro, a esa niebla que se va cerrando y cerrando cada vez más…
 
Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño.
 
Él acerca su mano a la rodilla de Ella y le acaricia la pierna con ternura.
- ¿No te he dicho que hoy estás muy guapa?... ¿No habrá un motel por aquí?...
Ella se ríe y le da un golpecito en el hombro.
- No seas tonto y presta atención a la carretera.
 
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados...
 
Y siguen su camino, solos, entre otros coches de gente sola como ellos que conducen bajo las inclemencias de un tiempo de otoño que parece no tener fin.
Serrat calla y sólo se escuchan las últimas notas del piano, luego, nada…
 
Tú opinión
 
 
El tiempo no se detiene y los años van cayendo como las hojas en otoño… Ves que todo a tu alrededor va cambiando como el paisaje de un viaje y no te das cuenta que eres tú quién cambia, que eres tú quien transforma lo que ve en algo diferente… Dicen que es la madurez, la experiencia, el aprendizaje de la vida… yo pienso que también tiene mucho que ver el cansancio y la desilusión… No sé, tal vez hoy estoy pesimista, ¿qué pensáis?...
 

jueves, 17 de enero de 2013

 
Ancrugon - Hakus de otoño
 
  
Las hojas secas
son las nubes del otoño,
cubren el suelo.
 
Brazos desnudos
suplicando clemencia,
lluvia de hojas.
 
Otoño pinta
colores de verano
en frío cielo.
 
Charcos, espejos,
el cielo se repite
sobre la tierra.
 
Hoja, pájaro,
sus alas son de viento,
su fin el nido.
 
Cuando tú lloras,
otoño en mi pecho:
mi sol tus ojos.